viernes, agosto 19, 2005

Mi Bienvenida!!!

Empezamos, este es el primer post del blog, en este momento no tengo el articulo que quiero presentar, pero lo tendre listo prono, espero que puedan leer este blog contiunamente, lo voy a actualizar de ser posible cada semana, obviamente con temas diferentes.
Realmete esto no es mas que un "juguemos al escritor" al que todos están invitados.
Espero que los que n quieren jugar al escritor, jueguen en cambio al lector.
Me despido de los pocos que llegaron a esta línea.
Pastv.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando no queremos hablar de la vida privada ni de los inminentes hechos políticos, para evitar eludir y menos lastimar a nadie, nos queda como infalible recurso referirnos al tiempo. Y reflexionando sobre lo que más caracteriza a Machala en materia climática, fuera de los obligados calor, salitre y sol que pela, vemos que aquello que más caracteriza y abunda en Machala es la humedad. Todo el año.
Los europeos creen que tienen lo más crudito de los veranos(para nosotros invierno) cuando alcanzan sus 40 y tantos grados entre junio y agosto, porque no saben lo que es tener que maquillarse con trapito y abanico en mano, no saben que no hay tejidos, hilos ni tramas ultra finas que nuestra espalda resista, que no hay zapatos tan frescos que no alberguen lo más cernidito y variado de extraños y sofisticados microorganismos que se instalan entre uña, cutícula y carne y , no sospechan siquiera lo que es caminar por las calles con la sensación de que nos sigue los pasos , tan familiar, permanente y cariñosamente pegada y a solo 20 centímetros, una enorme estufa de asar pollos.
Gracias a que existe el aire acondicionado y el ventilador pero ¿ qué me dicen cuando de tanto bañarse con agua “fresquita”a los 3 segundos de llegar de la calle sudado, termina uno pescando la influenza del siglo que arrasa con la bodega de anticuerpos que tenía uno reservada para la primera neumonía de la tercera edad ?. Entonces es cuando el fantasma de la humedad machaleña se presenta con su guadaña, ¿cómo abrir las ventanas y sacudirse las sábanas si se supone que estamos sudando para quitar el resfrío?, eso si no se aparece un verdugo con borraja o limonada caliente con su generoso toquecito de coñac o punta.
Entonces la humedad se ríe diabólicamente de antibióticos, antihistamínicos y jarabes para la tos. El sudor corre cristalino y musical como las bellas y nuevas fuentes del Parque Juan Montalvo por todo lo que se llama tejido epitelial incluidos los párpados y los más insospechados entre- pliegues. En ese momento invoca uno a todos los seres celestiales y míticos para que termine de llegar la fecha soñada: primero de Junio.
Ilusos. Ahí es precisamente cuando la humedad empieza su mejor temporada.
Es septiembre por ejemplo, se acercan las fiestas patronales de las Mercedes. Llueve con ese tesón inquebrantable y tenaz en minúsculas láminas de agua que mas que refrescante es fastidioso e impertinente. Moja la frente serena del poeta y construye pañuelos de rocío en los cabellos de su amada en las tristemente obscuras horas de la tarde. La lluvia se presenta cuando ya nadie la quiere, los lunes en el minuto cívico cuando la maestra de castellano da un discurso sobre los usos del soneto, o justo en el momento que las candidatas a reina mundial del banano salen a la pasarela en traje típico.
Y menos la esperan los barrios del entorno, donde no hay pavimento que mejore el paisaje fangoso. Entonces, hombres y mujeres trabajadores moldean el lodo como plastilina formando mini montañitas, trincheras de bicicleta que prometen mejor travesía pero que igual terminan cediendo ante un resbaladizo suelo salitroso. La humedad golpea, se impone en la humillante pobreza del barrio marginal, enfría los pies de los niños que aún no sufren la tortura campesina de tontas madrugaderas para ir a la escuela como si ésta fuera un castigo mas que un premio de vida, y se acurrucan en la colcha de retazos un ratito más que el hermano mayor.
La humedad se filtra maliciosa y cruel por entre las rendijas de los pisos como vapores de muerte y sube alcanzando la medula de los huesos de la lavandera mientras ella aún sueña con la bonanza petrolera que su padre le prometiera en los 60. Y enternecida, olorosa a jabón azul, a fogón frío, la niebla recorre perezosa la pared de caña, las ventanas apolilladas, los hierros oxidados, los patios rellenados con años de arena y concha, pisa las rotas hojas de zinc que algún día cumplieron su ciclo en otros techos y le pone moromoro a la ropa que no se seca nunca. Por que el sol hace su septiembre en otras tierras donde el verano sí calienta la playa y las montañas como sinónimo de alegría y confort, 25 grados de temperatura, parámetros ideales en todo el planeta menos aquí por que nuestra humedad vino en el paquete de ofertas como gracioso e irónico combo.
Si tenemos que vivir con nuestra humedad machaleña, vamos a cantarle por que está allí cumpliendo un desconocido rol , así lo dispuso Dios y no podemos ignorarla:

humedad que sofoca en invierno y entumece en verano, que enriquece bananeras y camaroneras y los bolsillos de los escogidos, humedad que desbarata billetes, oxida los sucres y pesetas que arrojamos al suelo , apolilla conciencias, humedad que en los burdeles pudre el alma de nuestras niñas.
Y para el que no quiere ver e ignorarlo todo, cantemos también en el fugaz instante en que una migaja de sol compadecido seca la ropa y las canchas de jugar pelota, aprieta el salitre y deja salir a los niños a colorear el paisaje.
Por: Melba