martes, abril 07, 2009

Amargado por la campaña...

La semana ha empezado acorde a la programación, con uno que otro sobresalto, tranquilidad por el avance de las cosas, la pereza del lunes al límite de las posibles mediciones, gente alegre haciendo planes para el feriado.

Los lunes poseen su propia vorágine, para bajarle la velocidad –y no reventarme antes de hora- decido tomarme un café, Jack cantando, siento que hasta los audífonos sienten una vibra diferente, abro el libro y empiezo con mi juego de relajación, un juego que ahora es un proceso mental casi automático: Paso 1, deja de pensar en las pendejadas en las que estás pensando. Permite que todo tu cerebro se enfoque en percibir el amargo del café que tienes en las manos, abre la boca, aspira profundo, siente como el olor llega a tu garganta, abre un poco la boca, deja que el vapor llegue hasta el final de la lengua, deja que la música lleve el sabor del café… -el ipod cambia de canción- la rutina continúa, estoy llegando verdaderamente a disfrutar de mi café a reconocer la sutileza del sabor, pensando en que debería meterme en una clase para aprender a catar vinos, el ritual continúa, aunque un ruido persistente me saca de concentración, miro como en el café la gente deja de mirarse, apoyan sus tazas en la mesa, se callan, las conversaciones se pausan tal vez para no reiniciarse. El tipo que coqueteaba a la chica de la mesa de al lado ahora tiene la cabeza volcada en la dirección al ruido.

El ruido proviene de una caravana de Chivas, con su respectiva banda de pueblo, pitos, cornetas, tambores, trombones gritan el nombre del candidato sin ninguna consideración a los transeúntes, -¡cierto! la campaña política- me digo, mientras dejo dos bocados de café aún calientes sobre la mesa. Agarro mi bufanda de la silla contigua. Ya no es divertido estar sentado ahí, las promesas de campaña ya no me hacen efecto, camino al lado contrario del movimiento de la caravana, descubro que a más de las chivas existe una fila de autos, utilizando el pito como medio de comunicación, al fondo, se ve como el tráfico empeora, más pitazos. En esta situación no se si subirle el volumen al ipod y quedarme sordo por la música o retirarme los audífonos y hacerlo por el bullicio. Elijo la primera.

Cambio de calle, las banderas flameando, las caras pintadas, la banda de pueblo, los pitos, la bulla y las imágenes aun no salen de mi cabeza. Me siento saturado de mensajes sensoriales, me siento ofendido por la cantidad de “bombazos marketineros” que tengo que soportar en los días de campaña, me siento desprotegido ya que puedo darme cuenta que en momentos de campaña podemos tomar signos musicales o gráficos –con mayor o menor conocimiento de causa- para ajustarlas a la conveniencia del partido. Todo se vale para lavar el cerebro de la gente dirán los entendidos e la materia.

Me siento invadido por campañas que no quiero oír, por personas a las que no quiero escuchar y por mutaciones de lo que alguna vez fue una idea comunicativa que ahora solo sirven para mantener un nombre de una manera pegajosa.

Sólo espero que esto se acabe y que luego nos demos cuenta que las calles, no tienen dueño y que el respeto a las personas que vivimos en la ciudad tiene que darse.

2 comentarios:

LA Gaby dijo...

También ando cabreada del bombardeo de los candidotes por todos lados... Me da ganas de no salir de la casa, no prender la tele, no oir la radio, hasta el maldito 26... :S

Anakriks dijo...

Yo q andaba perdidasa de la campaña a excepcion del matravilloso gingle del dr lamiña...hasta hoy q estuve escuchando radio y a la media hora andaba con ganas de matar a alguien...de terror!!!

Pos q le vamos a hacer. Así se hace política en el pais de la canela...