viernes, noviembre 24, 2006

Del los días de frio.


Existía hace mucho, mucho tiempo, días en los que me tenía que levantar de la cama temprano para poder llegar —no tan tarde— a la Universidad.
Había mañanas en las que llegaba más tarde claro está, eran esos días, en los que al despertarme 15 minutos más tarde de lo que debía; miraba a la ducha con odio, simplemente quería volver a la cama. Esos días hacían que me escape corriendo de la ducha matinal y simplemente lavaba mi cara en el agua caliente, mañanas en las que el bus era un congelador, días en los que al llegar a la U sin un café en la mano, era suficiente excusa para ser tachado de demente.

Hace no tanto tiempo, el horario de clases cambió, por aquellos días eran en la noche, llegaba con frío, dentro del aula las cosas mejoraban, el quinto café del día y uno que otro tabaco calmaban la sensación térmica que produce el frío, lo complejo era: regresar a casa. Caminar en esas noches frías hasta la estación del trole, dejaban mis orejotas a punto de la gangrena y la amputación siguiente. Y el viaje hasta casa hacía que me sienta como un bistec manteniendo la cadena de frío.

En la actualidad las cosas no han cambiado, solo he encontrado diferentes matices; ya no tengo que ir a clases, pero despertarse en días como estos —de frío y lluvia— se hace más difícil. El estar casi en la desocupación, no se si me favorece o me hunde. Saber que el día esta gris no ayuda para que me levante temprano para “hacer la tesis”.
Por suerte tengo uno que otro trabajo “free lance” que me saca de la cama para terminarlo, pero solamente logro despegarme de las sábanas cuando ya el día esta más tibio. Es a lo que yo llamo un verdadero problema de adherencia.

En la noche, la cosa es parecida, siempre me ha gustado trabajar en la noche, sin molestias, con la tranquilidad que ningún cristiano o mormón va a tocar a la puerta a las tres de la madrugada o un timbrazo en el teléfono que me saca de concentración para preguntarme: ¿Por quién va a votar?, pero son en noches como las de hoy, cuando a las 23h00, hace un frío tan grande, que si prendo en computador es para usarlo solamente de calefactor.

Es entonces que infiriendo en estos hechos, me doy cuenta que mi productividad baja considerablemente los días de frío, peor los días de llovizna —no se diga en los de tempestad—. Y haciendo un poco de memoria: el trabajo de mis compañeros de clase disminuía en calidad también. Recuerdo un par de veces que llegué a clase, con el modelo mojado y los planos a medio hacer y una vez incluso con un plano que parecía papel marmolado o pantalón otavaleño. Recuerdo también con cierta gracia, modelos que no soportaron el peso de su autor luego de resbalar en las gradas de la facultad o modelos —no de avión— despegar de las manos de su autor para evitar un paraguazo en los ojos o simplemente un lavado general con agua de charco.

Con mi gripe de la anterior semana, despertó el mi el gusano de graduarme por fin, estos días fríos lo están impidiendo, lo bueno es que al darme cuenta de mi baja productividad voy a tomar medidas para mejorar ese detalle.
Así que cuando vea a Quito, con el cielo del color de panza de burra, me aprovisionaré de una buena bufanda y un gorro, e intentaré trabajar como en un día medianamente soleado.

¿Por qué medianamente soleado? Porque simplemente si esta soleado completamente, no se que haría frente a compu, en un día soleado uno debe estar frente a una cerveza.

Ps. Como en los días de frío, las manos también se congelan, mis dedos no quieren dibujar, así que otra vez tomo una imagen prestada para ilustrar este post.
Gracias Calvin, por compartir también los sentimientos hacia la lluvia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el post, aunque por un momento pensé que estaban relatando mi vida. Y es que en Gye es lo mismo, si hace mucho sol, pues a la playa o a la piscina, si esta medio fresco, a dormir aprovechando la brisa, o a hacer deporte sin morirte asfixiado por el calor, y total no hay clima que ayude a terminar los pendientes...
Saludos
Y te sigo leyendo

Unknown dijo...

Desde que se inventaron los pretextos nadie queda mal!!!.

Que si hace calor, a las bielas, que si hace frío, me quedo en la camita!

Trabajar siempre duele! Es culpa del padre Adán!

Anónimo dijo...

1. El título era de los días de frío.
2. ...eas famoso y veas todo lo q ganas en un mes (peladas, diversión y talves hasta dinero) te arrepentiras del tiempo perdido...
Esos son los ánimos que uno necesita.
3. Desde que se inventaron los pretextos nadie queda mal

No es un pretexto... es un estado de ánimo el que me agobia. Pensándolo bien si puede ser un pretexto, pero bue...

Saludos

Nena de metal dijo...

Estoy de acuerdo en que los dias soleados uno debe estar en frente d una beer bien helada y xq no con manisitos!! pero amo y muucho los dias d frio.
Estudiar con unos mates y un ambiente calentito y las sabanas tibias mmmm q lindo! caminar x las calles casi desiertas..
Y ni hablar asomar la carita x la venta y q el aire t congele x unos segundos O_o no estoy loca, me gusta.

Anónimo dijo...

"...A veces hay que pararse bajo la lluvia,
pero de todos es comenzar otra vez
consiste sólo en continuar
lo dice un hombre que habita
en donde nunca deja de llover..."

-F.Delgadillo-