Un poco quemado pero ¡vivo aun!

En el post anterior comenté mi adicción por la pirotecnia, el olor a pólvora quemada y por intentar desaparecer de un solo estruendo explosivo la parte de país que me toca…

Este año viejo no fue la excepción, intentamos buscar la mejor manera de desaparecer la tierra en la que íbamos a quemar al monigote que representa al año viejo, entonces salimos a buscar con que tipo de explosivo colorido podíamos hacerlo.
Gracias a los señores intendentes y demás, la pirotecnia que podíamos encontrar en las calles era la que parecía “legal”, lo más fuerte que podíamos lograr con esas cosillas “leales” era solamente comparable con un chillido y no al sacudón de tierra que queríamos lograr.
Es por ello que el paseo a comprar fuegos artificiales se transformó en una búsqueda por la pirotecnia “ilegal” que haría encender las alarmas de los autos en cuatro calles a la redonda.
Pasaron 4 largas horas de búsqueda infructífera, a las 4h15m de búsqueda a punto que recibir al año nuevo solamente con silbadores, llegamos a la meta de la ilegalidad.
Un saco completamente lleno de cosas peligrosas nos hacían babear, la suma de 25 usd que pagamos incluyó: camaretas, papas, martillos y 10 silbadores -que compramos antes- fue nuestro botín. Luego caminando un poco más encontramos otros tesoritos algo más “legales” pero que de igual manera nos iban a traer bulla al inicio del 2006.

En la cuenta hacia el nuevo año empezamos a matar del susto a las tías, a las primas y los primitos chiquitos, hasta que por fin llego el momento cumbre. Luego de haber probado las cosa ilegales y legales; casi acabando con todo nuestro cargamento, me apresté a rematar el año viejo con una camareta turbo cargada –una camareta doble- de mecha corta, aún no se por que no la lancé al año viejo y más bien la prendí con mi fosforera –ahora que lo pienso fue una mala idea-.

Me acerqué con cuidado, encendí la mecha y corrí porque sabia que estar cerca iba a ser peligroso para mi salud, cinco pasos más allá, sentí el calor que produce la explosión, junto con el sonido que esperaba y las alarmas de los carros que se encendían, lo que me desconcertó fue que el calor no se iba, luego me di cuenta que tenía algo encendido en mi cabeza, retiré un papel caliente lo más rápido que pude, para darme cuenta que un mechón de mi pelo ahora era ceniza y mi chompa preferida tenia un montón de huequitos, la había cuidado como dos años que ningún tipo de acerque con un tabaco a esa chompa… son cosas que pasan

Luego del susto, llegó el nerviosismo para encender las restantes camaretas, esta vez sin el accidentillo… Esa fue la última mala jugada que me puso el pendejo del año 2005

Hoy ya más tranquilo, habiendo pasado ya por la peluquería e intentando limpiar mi chompita, me doy cuenta que aun tengo las ganas por intentar reventar mi pedazo de tierra y que estaré esperando a que el 2006 pase para poderlo reventar una vez más.

Como moralejas de toda esta historia:

• Compren las camaretas que no tengan papeles flojos o que puedan producir pedazos pequeños al reventar
• Busquen camaretas con mechas más largas
• No tengan el cabello largo o suelto cuando van a encender los petardos.
• Compren sus explosivos antes, ya que luego es más fácil comprar yerba en la calle que camaretas.


Feliz año!!

Pd. En los próximos años seguiré comprando petardos y espero que este haya sido mi accidente más grave en lo que a explosivos se refiere.